Quererte no es cuestión de suerte
Nuestro primer encuentro, ELLA
Hoy os voy a contar el principio de una de esas historias que parecen sacadas de un cuento o de una película, una de esas que pasan desapercibidas al principio pero que luego se transforman en algo inesperado, mágico y real.
Todo comenzó con una mirada, años atrás, en el colegio Tú y yo eramos dos niños, estábamos perdidos, revolucionados, no teníamos ni idea de lo que nos deparaba la vida, soñábamos en grande aunque fuéramos pequeños, eramos la inocencia y la ilusión personificada. Era sábado y había una fiesta para reunir fondos para los más necesitados, era un día especial ya que no había que llevar el dichoso uniforme. Iba con una amiga de camino a una de las actividades, decidimos cruzar la cancha para acortar camino y ahí estabas tú, el mismo niño de siempre, pero esta vez me estabas mirando de una manera totalmente diferente, noté que algo extraño había surgido en ese momento, aunque no nos percatáramos de ello hasta mucho más tarde.
-Años más tarde-
Y entonces pasa la vida, los años, te olvidas de esa persona, de aquella mirada en la cancha a la que no le dabas nada de importancia hasta que el destino decide actuar y ponerte a esa persona delante de nuevo. Lo que sentí ese día fue algo extraordinario, como cuando te olvidas de una peli hasta que vuelves a verla de nuevo y de repente empiezan a aparecer simultáneamente todas esas imágenes en tu mente, una tras otra vuelves a recordar cada segundo de la trama, cada plano, cada detalle.
Así comenzó nuestra historia, con pinceladas del destino y miradas de complicidad.
Febrero, frío, lluvia.
Un día muy normal de paseo mañanero en busca de disfraces para Carnaval. Yo, empeñada en ir de incógnito y con la ilusa esperanza de encontrar la peluca perfecta, perdida callejeándome toda la ciudad. Me recorrí, cada chino, cada bazar, cada tienda escondida de cada callejón sin encontrar absolutamente nada. Cuando casi me daba por vencida me dio por entrar a aquella juguetería a probar suerte y allí estabas TÚ. La verdad es que fue un poco chocante el volver a verte después de tanto tiempo, ya no eras aquel niño del cole que era muy mono pero demasiado pequeño para las de nuestra edad, eras un hombre hecho y derecho y estabas muy pero que muy bien. He de admitir que me puse algo nerviosa y te dije lo primero que me vino a la mente, he de admitir que desde que me miraste y te vi sonreír supe que ahí, en ese momento acaba de crearse un vínculo entre los dos, igual que he de admitir que me vendiste la peor peluca que te puedas imaginar.
Ese día, después de tanto tiempo el destino nos dio una pequeña pincelada, un toque de atención para que tú y yo nos volviéramos a encontrar y supiéramos que algo nuevo estaba por comenzar.
- Continuará -
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